Lambchop, la banda de Nashville, Tennessee, pura música americana servida en álbumes en los que su maestro de ceremonias, Kurt Wagner, destila y sirve elegantes botellas de country, pop, rock y soul, llega a Cartagena, concretamente al Cartagena Jazz Festival.
No se ha podido elegir mejor fecha para este concierto de Lambchop, coinciden en 2016 dos celebraciones importantes en la vida de este grupo: la primera celebración viene dada por el aniversario este año de dos décadas sobre los escenarios (22 años si empezamos por el considerado primer álbum, I Hope You’re Sitting Down-aka Jack’s Tulips, 20 años justos si empezamos por el primer disco que les dio notoriedad, How I quit smoking); y la segunda, por el lanzamiento precisamente el viernes 4 de noviembre de FLOTUS, su decimocuarto disco, circunstancia que hará que, los que podamos asistir al concierto, estaremos de riguroso estreno del nuevo disco de una de las mejores bandas del planeta tierra.
FLOTUS (abreviatura de For Love Often Turns Us Still – Porque el amor a menudo nos procura calma-, no de First Lady of the United States), efectivamente, sale a la venta el 4 de noviembre a través de su discográfica de toda la vida, Merge Records, y aparece enmarcado por dos piezas de larga duración: In Care Of 8675309 y The Hustle, de 12 y 18 minutos respectivamente, la primera que sigue el camino americana que Lambchop ha trazado durante toda su carrera; la segunda, que sugiere un viaje -no sabemos si corto o largo- por rutas electrónicas que Wagner parece estar explorando en los últimos años a través de suculentos proyectos como heCTA.
FLOTUS es definitivamente una deliciosa mezcla de country y música electrónica temprana, magníficamente adornada con pianos y vientos perfectamente colocados. FLOTUS es el Lambchop-Kurt Wagner que ha sido durante toda su carrera discográfica, pero también es el krautrock de los pioneros alemanes de los 70, y es el lado sincopado de Kendrick Lamar, Kanye West o Frank Ocean, y son las bases misteriosas de las bandas sonoras de Cliff Martinez.
Sin duda, un álbum impresionante, uno de los mejores de Lambchop, digno de saborear en la calma de una habitación de hogar, como dice el propio Wagner «inaudible través de los altavoces de tienda de comestibles y los pequeños teléfonos móviles.»