Miguel Fructuoso: «Sin oficio es muy difícil que haya creación»

Miguel Fructuoso es sin duda uno de los artistas que mejor representa una generación, la de los años 70, que en Murcia ha dado una cosecha espectacular. Él es genio y figura. Excesivo, expansivo, inteligente, cariñoso, educado y amigo de sus amigos a partes iguales. Fuma, bebe su té, se para a pensar, habla rápido, muy rápido, tanto a veces que me cuesta transcribir sus palabras. Se le ve muy bien, me dice que está cansado, que se acostó tarde y que disculpe si no está muy lúcido en las respuestas, pero realmente, en el momento que ataca las preguntas, que muerde la presa, no la suelta. Reconforta hablar con alguien que no se esconde ante ningún tema ni ante nadie, se agradece.

Hasta el 13 de marzo estará exponiendo en el Centro Párraga de Murcia «Concepto: Agua de colonia», su irónica y particular visión sobre el Arte del siglo XX.

¿Tú recuerdas cuándo decidiste ser artista?

Yo creo que con 13 años tenía ya una disciplina de trabajo, de dibujo y de pintura, pero claro, yo técnicamente no sabía nada, la “cocina” que aprendía era con crema de zapatos, con pintura mala, pintura escolar…, lo que tenía a mi alcance. Además, es que también tuve la suerte de que en un concurso al que me presenté, con 14 años o así, expuse, y ver un cuadro mío colgado en una sala fue muy motivador. Yo creo que en esa época de mi vida tenía más disciplina que ahora (risas). Para mí ya no era un juego ni un hobby.

¿Nunca te planteaste hacer otra cosa más que pintar?

Bueno, es que tú ten en cuenta que yo siempre he sido muy mal estudiante, pero me hubiera encantado estudiar arquitectura, soy por así decirlo un arquitecto frustrado. La arquitectura, de más joven, me encantaba, pero sentía que no tenía capacidad para estudiarla, sobre todo porque con las matemáticas siempre he sido un ceporro total.

Parece como si con esta exposición hubieras querido descansar de la pintura

Sí. Después de la exposición del Almudí del año pasado y la de Madrid estaba un poco saturado de pintura. Nunca he sido un pintor muy metódico, y siempre he trabajado por series. El periodo germinal de creación de una obra a veces no se da en el taller, se da en un bar, por ejemplo, con lo cual, y aunque suene muy pedante, las obras salen cuando tienes algo que contar.

Cuando me ofrecieron exponer en el Centro Párraga, al ser un espacio dedicado en parte a las artes escénicas, me apetecía hacer algo objetual. Algunas de estas piezas que expongo ya rondaban en mi cabeza, las tenía ya apuntadas…, y dije “voy a tirar de esta cuerda”. Para mí esta sala se presta más a objetos que a pintura, a instalaciones, “escenografías” por así decirlo.

¿El Arte qué porcentaje tiene de oficio y qué de creación?

Sin oficio es muy difícil que haya creación, es decir, el oficio resuelve… Además del aspecto intelectual, conceptual, de elaboración de un cuadro, está la parte “física”, de trabajo. Cuanto más controlas el oficio de pintor más puedes abarcar.

Te lo digo porque a mí me gustaba hablar con Pedro Jordán, que era un artista de taller, y que, de la misma manera, podía restaurar una imagen barroca que realizar una escultura contemporánea.

Saber hacer un estofado o aplicar pan de oro a una obra seguro que te va a servir para ser mejor artista. Yo doy gracias por haber pasado
por la Escuela de Artes y Oficios, y por haber tendido profesores como Alejandro Franco en Color, Manuel Barnuevo en Dibujo, Juan Martínez Lax en Cerámica…, que me enseñaron a pintar repitiendo bocetos una y otra vez, y me ayudaron de esta forma a educar la mirada, aunque yo luego me haya ido por otros caminos. Luego ya me fui a estudiar Bellas Artes a Cuenca, pero técnicamente, donde aprendí el oficio de pintor fue en la Escuela. Aprendí a soldar, a preparar un horno de cerámica, a tensar un papel, a que Alejandro Franco me dijera “de este gris a este gris sácame siete grises”, este tipo de ejercicios, que son un rollo, pero te hacen aprender.

En la Facultad estaba todo más enfocado a la parte conceptual y teórica, que también está muy bien, pero ten en cuenta que parte del profesorado que había en Cuenca no sabía hacer un molde. Bien, tuve la suerte por ejemplo de tener a Eva Lootz, que no es ninguna tontería.

¿Cómo te va últimamente con el establishment?

Bien, mira, ahora estoy exponiendo en un centro público. Me va normal, tengo acceso a mostrar mi trabajo, que creo que es lo lógico, los espacios públicos están para que los habiten los que tienen que decir algo.

Si me preguntas por épocas pasadas, ni me quiero hacer el mártir ni le guardo rencor a nadie, que le vaya bonito a todo el mundo. Eso sí, en otro orden de cosas, el que haya sido un corrupto, que hay unos cuantos, que la pague. Vamos a ver, que esto es un pueblo, que nos conocemos todos, y todos en Murcia sabemos de gente que ha llegado a la política con una mano delante y otra detrás y ahora son ricos, o que no ha tocado su cuenta corriente en años. Eso canta mucho.

En marzo del año pasado le decías a Antonio Arco: “Podemos es un producto de los medios de comunicación, no de la reflexión de la gente (…) Aunque está por ver, no es tan disparatado pensar que Podemos es más de lo mismo. El ansia de poder nunca me ha gustado, siempre me parece sospechosa”. ¿Cómo lo ves ahora, después de las últimas elecciones generales y de los últimos acontecimientos?

Vamos a ver, Podemos no más de lo mismo, no son las mismas caras, es aire fresco, desde luego, y hay gente dentro con muy buena fe, pero considero que al final cualquier partido se convierte en aparataje del Estado. De verdad que no lo entiendo, llegas a tener tantos diputados y ya estás deseando entrar en el Gobierno con el Psoe. ¿No se suponía que el Psoe era lo peor? No me creo nada.

De todas formas insisto, hay personas en estas organizaciones que trabajan muy bien, que denuncian, preguntan y se mueven mucho. Pero, ¿por qué tanta prisa en formar gobierno? Tranquilidad, esto es un trabajo de largo recorrido, tenéis cuatro años. No se puede pasar del “asalto a los cielos” al “quiero un ministerio”. Porque no nos engañemos, el aliado que te buscas, el Partido Socialista, es un aliado que ha gobernado durante muchos años y políticas progresistas pocas. Es verdad que a Zapatero, se le ha criticado mucho y, sin ser un gran estadista, en sus primeros cuatro años de gobierno, España se situó como punta de lanza europea en derechos sociales, aprobando la ley de matrimonio homosexual, la de dependencia…, lo cual me hizo sentirme orgulloso de mi país.

Miguel Fructuoso: La clase muerta

Hablemos de tu exposición. Me hace gracia, porque cuando vi la palabra “Concepto” titulando tu exposición me recordó a una chica que le recomendaba a un artista que lo importante no era el contenido de sus obras, si eran buenas o malas, sino el “concepto”, y lo mucho o lo poco que podías explicar de ellas a los espectadores.

Qué duro, ¿no? Bueno, va por ahí y no. Toda obra tiene un concepto, la pintura es conceptual, todo es conceptual, necesitas de un concepto para elaborar un discurso. Pero el sentido del título de la exposición habla de que dentro del sistema del arte, fragancias, esencias, hay pocas, y que si llego a agua de colonia ya es mucho, ¡me conformo con Nenuco!

El título puede ser confuso, porque la exposición realmente es una parodia de un estándar, un estándar de exposición de arte contemporáneo de finales del siglo XX, por eso todas las piezas tienen que ver con los popes del arte del siglo XX. Pero tampoco quiero parodiarlos a ellos, que quede claro, quiero parodiar al género. Yo adoro a Duchamp, a Tadeusz Kántor…, no soy tonto. Parodio la manera de contar, es decir, este género de exposición yo lo he visto en muchas partes.

En esta exposición he querido restar severidad al discurso, quizá desde el humor, quizá desde la mala hostia. A mí nunca me han gustado los artistas “obispos de Úbeda”, que se suben al púlpito y sientan cátedra. Utilizar el conocimiento como herramienta de poder me parece abominable. Alrededor de los artistas, de lo que se podría llamar el “sistema Arte” hay una cantidad de parásitos muy grande. Son seres que no se juegan nada, pero que exigen que el artista se inmole. Son personas a las que no les interesa el rollo del artista, les interesa su rollo, no el nuestro.

¿Siempre te ha interesado el sarcasmo, el humor, o ahora lo usas más que antes?

Siempre lo he usado, sí, aunque quizá con el tiempo me he vuelto más sarcástico, como todos, más descreído. Creo que el descreimiento, si se lleva con humor, mejor, si no te haces muy mala sangre. Y es una putada, ¿eh?, porque hay cosas que antes creías en ellas y te hacía ilusión creerlas. El mismo Arte, yo creía que el Arte podía cambiar la vida, literalmente. Cuando era pequeño pensaba que un cuadro podía cambiar el mundo, ahora desde luego no me lo creo, y quizá es una de las mayores decepciones que he podido tener.

¿Es real la falta de conexión entre público y artista?

Ese es un tema importante, porque sí hay desconexión entre nosotros, no hay feedback, sobre todo con un determinado tipo de Arte, y no sé bien por qué, si es culpa del artista, del público, si es educacional… El ambiente es grosero, no hay educación, pero ya no te digo en el Arte, hasta cuando vas a comprar el pan.

¿Y, volviendo a la política, cómo va la relación artista vs político?

¡Es que aquí sólo se habla de economía, y nadie habla de
exposiciones, de libros… Yo no veo un solo político en mis exposiciones. Bueno sí, cuando se inauguran. Pero son ellos los que tienen que apoyar la cultura. Veo muy poco interés. Porque si luego los llaman a un debate en la tele, van, si los llaman a una conferencia en la Croem, van. No sé, da el tono de cómo están las cosas. Bien, está la prima de riesgo y todo lo que tú quieras, pero también existen otras cosas, que a mí y a unos cuantos nos parecen igual o más importantes. Quizá es que esto dé menos votos, es posible. Hay que invertir en cultura. Llevar a los niños a que vean una tarde una exposición o una obra de teatro cuesta dos duros, habilitar locales públicos vacíos con cuatro pladur es baratísimo…  Pero hay muy poca voluntad.

Comienzas la exposición con la frase de acceso a algunos campos de concentración nazis. ¿Recuerdo a los judíos muertos, crítica a la moral occidental que ensalza al trabajador y ataca al parado? ¿Ambas?

La pieza habla de cómo, por consenso, vaciamos de contenido las cosas, hasta las más duras y crueles, y las hacemos pop. La frase, “El trabajo os hará libres”, es tremenda, pero, después de vaciarla y descontextualizarla, se convierte en decoración, en un luminoso. De hecho, a pesar del tema se ha convertido en la niña bonita de la exposición.

22 de enero, inaugurasteis exposición Belzunce y tú. Curiosa y bonita coincidencia, ¿no?

Sí, muy bien. Ya sabes que somos muy amigos y me hizo mucha ilusión inaugurar exposiciones a la vez. Estuvimos hablando, y pensamos en cambiar uno de nosotros el día, pero al final decidimos que no. Estuvo bien, de hecho, cuando terminé en la mía me fui a la suya.

Dime algún artista de tu generación, o más joven, que te guste especialmente.

¡No me hagas decir nombres! Hay muchos, no sabría decirte uno en especial, y la verdad es que nos llevamos bastante bien entre nosotros, sin envidias ni nada de eso, colaboramos cuando podemos, nos divertimos cuando nos vemos.

Si hablamos de la gente joven, lo que sí te digo es que me reconforta la cantidad de chavales que trabajan y hacen cosas muy chulas, que hacen música, ilustraciones, teatro, danza…, y lo hacen muy bien. Lo único que necesitan son locales donde interactuar. hay espacios en Murcia donde, ya te digo, con cuatro duros se habilitan más o menos y se podrían usar para que artistas de diferentes disciplinas trabajen juntos. ¡Se crearían unas dinámicas de trabajo, unos vínculos muy interesantes!

¿Qué proyectos tienes ahora?

Ahora toca encerrarme a trabajar, quiero hacer papeles, no sé muy bien por dónde va a ir la cosa, pero quiero empezar a dibujar sobre papel, que hace tiempo que no trabajo, y si puede ser a lápiz, como mucho meterle tinta, pero con una producción barata, precaria, me apetece que sea así.

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