«Con Ross me hice un adicto al pop»

Por Nacho Álvarez-Castellanos


A mí me encanta hablar sobre música, me pasaría horas hablando sobre ella, pero siempre y cuando la persona con la que hable no tenga ningún prejuicio a la hora de escuchar estilos musicales diferentes. La verdad es que últimamente no me puedo quejar, porque el abanico musical de los artistas que hemos entrevistado cara a cara en este blog, ya sea
Clara Plath o Crudo Pimento, es sin duda amplísimo.
El caso del músico con el que hablamos en esta ocasión, 
Juan Antonio Ross, es paradigmático, dispara referencias nada más atravesar la puerta de nuestro lugar de encuentro, la cafetería El Albero, desde Geoff Emerick, hasta León Felipe, pasando por Neu! o Miles Davis. Todo cabe en su cabeza y de todo aprende Juan Antonio. Toda una vida dedicada a la música que quiere plasmar ahora reeditando su disco más completo, Rossland, a la venta en vinilo en pocos meses.

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Juan Antonio, ¿en qué momento estás?

En que voy a cumplir 52 años, ¿qué te parece?

Yo te encuentro muy bien, la verdad. Nos hemos cruzado un par de veces, sobre todo en conciertos, y en ese par de encuentros he pensado que te veo muy bien.

Hombre, mi pareja tiene también mucho que ver en esto que dices. Después de mi separación, a pesar de que soy fuerte y tiro para adelante, los acontecimientos te afectan, es inevitable. El hecho de encontrar a Mar, que llevamos un par de años, ha hecho que recupere mucho de lo que había perdido. También mi hijo. Él ha sufrido todo lo que supuso la separación, y yo he sufrido mucho. Lo que pasa es que luego toco, pincho, ensayo, y sigo con la vida.

Ahora estoy, se puede decir, en un momento pletórico de mi vida, independientemente de la música, porque me propuse, como digo en mi canción Madurar, se acabaron los menosprecios y los gritos. Y llevo tres años sin levantar la voz, tres años que he conseguido entenderme con todo el mundo, y en la convivencia con mi pareja, poder llegar a acuerdos pacíficos y adultos.

Voy a cumplir 52, pero me siento como si tuviera 25. No paro de hacer cosas, tengo mucha energía, y mi visión del mundo no coincide con lo que se supone que debe ser la visión de un tipo de mi edad, de hecho me relaciono más con gente de 20-30 años que con gente de mi generación. Ahora, por ejemplo, en La Yesería, donde pincho, está sucediendo una cosa: el hijo de Paco Larrosa se dedica a pinchar también, y le va muy bien. El caso es que nos ve como cincuentones, pero de los que puede aprender. Entonces vamos a hacer un Dr. Ross vs Javi Larrosa, él a un plato y yo al otro. Te quiero decir que, independientemente de la edad, si la gente es abierta y te une un tema en común, la vida es maravillosa.

¿Te importaría narrarme tus comienzos en la música?

Mis comienzos se remontan a mi infancia. Mi madre era profesora de piano y mi padre es un amante del jazz y de la clásica, y él, los domingos por la mañana, se levantaba y ponía música, y lo mismo sonaba Glenn Miller, que Benny Goodman, que Duke Ellington, que Count Basie…, o Beethoven, Mozart o Chopin. Y a le gustaba poner la música fuerte, cosa que yo he heredado de él. Con 8 años a mi hermana mayor le regalaron una guitarra. Un día cogí esta guitarra de mi hermana, e hice tres acordes: Mi mayor, Fa sostenido sin cejilla, y La menor. Me inventé una canción sin saber que me la había inventado. A los pocos días mi hermana me preguntó: «¿Eso que tocas es de los Beatles o de los Rolling?». Y le dije: «Me lo he inventado». En ese momento mi hermana salió corriendo: «¡Mamá, que el chiquillo míralo, que se ha inventado una canción, y yo que llevo seis meses y no avanzo!».

Con 14-15 años, a mi padre lo trasladaron a Caudete y yo monté mi primer grupo, un grupo de folk al estilo de Jarcha, que se llamaba Barro. Yo componía mucho y me gustaba poner música a poemas. Me gustaba Miguel Hernández, los del 27…, León Felipe… Luego ya, en el Instituto, con 17, exigí que me mandaran al Conservatorio, y monté un grupo de rock sinfónico y progresivo, porque lo que triunfaba en aquella época era Génesis, Camel, Yes, etc.

El caso es que a lo mejor con 18 años ya tenía un bagaje en la música importante, pero quizá fue por esa época por la que me fui buscando como autor. Fíjate, un par de años después, me fui a trabajar a Madrid, y aunque seguía tocando, me dio la vena de que quería ser escritor. Leía mucho y me gustaba mucho escribir. Me gustaba mucho Cortázar, la generación beat, Boris Vian, Forges… Pero volví a Murcia, y sucedió algo, fue como si la vena musical me tirara, y una voz interior me obligó, me dijo Tío, cómprate una guitarra y vuelve a componer. Y bueno, en dos años de estar aquí gané un Murcia Joven con Todos y la chica, al año siguiente formamos La Guardia Roja y ganamos otro Murcia Joven… Claro, perdí el miedo y pensé que a lo mejor no estaba mal la música que hacía.

Hay un acontecimiento, volviendo atrás,  que no olvidaré nunca, que fue el regalo que me trajo mi madre de un viaje que hizo, un single de los Beatles. Yo tenía 9 ó 10 años. Era un Ep con cuatro canciones de su segundo disco, With The Beatles, y llevaba una versión dePlease Mr. PostmanCuando aquello empezó a sonar, te juro que yo sentí algo sobrenatural, me temblaba todo, me quedé como estatua, todo me vibraba… Las armonías de los Beatles y esa forma de cantar, tan plana, sin gorgoritos, directo a la veta… Descubrí que aquello era el pop.

A partir de ahí comenzó mi búsqueda de mi yo como autor, y lo encontré con Ross, muchos años más tarde. Con Ross me hice un adicto al pop en el sentido de que…, el metal, el punk, el blues, están delimitados, si te sales ya no es eso, pero en el pop cabe todo, porque el pop viene de la música popular, y es una combinación del rock con las melodías populares, y ahí cabe cualquier cosa, el tango, África…, cualquier estilo puede ser reconducido al formato pop. Por eso quizá compuse Rossland. Con Rossland yo quise crear una obra donde se encontaran registradas todas mis influencias, la psicodelia, el ruido, las baladas… Como decía Tarque: «Aquí hay conflicto». ¡Evidentemente! Sin conflicto no hay creación.

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¿Alguna vez no has pensado quiero ganar mogollón de dinero con la música?

No, no me interesa en absoluto ganar dinero, y mi chica me dice que tengo que cambiar esa forma de pensar. Generalmente esto me lo preguntan de otra manera: ¿Por qué esto no ha triunfado?. Vamos a ver, yo me he imaginado en la Plaza de Toros, llena de gente, coreando un estribillo conmigo, eso sí, pero nunca he pensado en el dinero. Si hiciéramos un estudio antropológico el dinero tal vez no sería tan malo, pero lo convertimos en algo tan malo, que, si hablamos del dinero en el negocio musical, yo odio ese mundo. En el mundo de la música pasa como en otros mundos, hay una serie de personas que se aprovechan de otra serie de personas, y por lo general el músico, salvo que te pongas de moda y todo el mundo te dore la píldora, el músico es un puto espantapájaros, seguimos siendo el bufón de la corte. Benicassim, Festimad…, lo que quieras. La excusa son los grupos, pero no a todos los grupos se les trata igual. ¿Cuál es la diferencia? Que si tú vendes un millón de discos, aunque seas un hijo de puta, eres el rey en cualquier sitio, pero si yo sólo he vendido cien, no soy nadie, y como no soy nadie.

¿Pero eso sigue siendo igual ahora?

Eso sigue siendo exactamente igual. La SGAE. La SGAE es la única asociación que recauda algo de los derechos que puedan producir mis canciones, en ese sentido los defiendo como entidad, pero fuera de este aspecto, todo lo que sucede alrededor de la Sgae me parece vergonzoso, es pura política, un señor que llega al poder y empieza a hacer lo que quiere. Y eso no puede ser, o establecemos una moral que diga que somos muchos y tenemos que convivir en un mismo sitio, o estamos perdidos.

Yo hace años monté un negocio con mi ex mujer, que al cabo de 6 años, desgraciadamente tuvimos que cerrar. Pero me juré que nunca más, que no quería ver nunca más un asesor, ni quiero hablar del trimestre del Iva, ¡porque no me gusta nada!.

Otra cosa, yo nunca me he sentido un frontman, me he visto en la obligación de ser el líder de los grupos en los que he estado porque las canciones eran mías,

Juan Antonio, ¿cuál es tu manera de componer? ¿Tú sabes cuándo tienes un tema importante, un hit en tus manos?

Volvemos a lo de antes, yo sigo sin saber por qué unos componen y otros pintan y otros juegan al fútbol tan bien. Yo compongo de una manera intuitiva y espontánea, aunque también hay un método, por así decirlo, que consistiría más o menos en que primero busco música sobre acordes, melodías, mi gran obsesión generalmente son las melodías, y posteriormente hago los textos. Ross sería mi alter ego y a veces lo tengo que mandar a paseo porque estoy harto de él, porque a veces me gustaría componer música para películas, pero como compongo canciones de pop, me veo preso del estilo.

A la segunda pregunta que me haces, igual que tú reconoces al oír una canción como buena, me pasa a mí al componer. Las melodías tienen vida, se trata de tirar de la hebra cuando te das cuenta de que has encontrado una buena melodía. A veces yo intento componer la música que más me gustaría escuchar.

 

Pero en músicos con un amplio abanico de influencias es muy complicado, ¿no?

Precisamente el objetivo de Rossland fue expresar todas mis influencias. Psychocellos es una canción que resume tres estilos, la psicodelia y el sonido Manchester, con la música clásica. Nothing for happiness, por su parte, es una canción muy de autor, más en la onda macartniana. Luego Iceberg time, que es un canto devastador hacia mi antiguo sello discográfico, me meto en el progresivo pero dándole un aire kraut, a lo Neu!

¿Qué pasa con el vinilo, se dice que sus ventas aumentan vertiginosamente, pero luego a los músicos que pregunto me dicen que les sale carísimo editar sus discos en vinilo? ¿Una vez más los gustos de la gente van por un lado y el mercado por otro?

El vinilo, al convertirse de nuevo en un objeto de deseo, vuelve a ser caro. El Cd, entre tú yo, y por favor, esto lo pones en mayúsculas y lo subrayas: ¡Es una puta mierda!. El vinilo es como la vida y el universo, analógicos, necesitas el roce para producir cariño, es una obra que te obliga a disfrutar de la obra en sí. En la carpeta, al ser más grande, se puede desarrollar más arte…

El caso es que sigue habiendo mucha gente que pensamos que el mejor sonido está en una cinta magnética y en un vinilo nuevo con un buen equipo. Hay una razón técnica también: las pistas digitales están metidas en unas fundas, no hay comunicación entre las dos pistas, pero en un vinilo, las pistas están abiertas en el aire, no hay fundas, y se producen armónicos que se entrelazan, con lo cual el sonido es más real, más rico y más cálido.

A mí me interesa que sea menos popular, porque así tiene el valor de pequeñas obras de arte que mola tener en casa. La reedición de mi disco Rossland la voy a hacer con Clifford Records, con Laureano, que me parece un tipo que hace una labor absolutamente romántica con el vinilo, sólo edita vinilos y sólo si le gustan, y sólo dentro del espacio del pop.

¿Qué es la música para ti?

Yo no me imagino a mí mismo sin música. En mis redes sociales pongo una frase de Nietzsche que dice «La vida sin música sería un error». Veo el titilo de las estrellas y pienso que eso es vibración. Sin ella no sé qué hubiera sido de mí, me ha salvado de muchas cosas, de desamores… Ponerme aquí a establecer una comunicación con otros a través de canciones que además son tuyas, es magia Borrás, por eso creo que en ese sentido he triunfado del todo, donde quizá no he triunfado es en el sentido business, que es el que no me interesa.

Dime por favor tres referencias musicales con sus discos para ti fundamentales.

The Beatles evidentemente es una. Luego Miles Davis y BeethovenDe Miles Davis, diría Round about midnight y Kind of BlueLo que pasa es que tiene tantas épocas que es muy difícil decir un sólo disco suyo. Me gusta mucho la época del segundo quinteto, con Herbie Hancock, Wayne Shorter, Jack DeJohnette y Tony Williams, en la que tiene un disco definitivo, Nefertiti.

De Beatles creo que el Rubber Soul es el centro neurálgico de lo que pasó anteriormente y de lo que iba a pasar después. Y también te diría Sgt. Pepper’s, por eso ese disco que casi todo músico quisiera tener. Mi obra arriesgada, loca. Esto pasaba en el mismo Estudio número 10 donde Pink Floyd estaba grabando su primer album con Syd Barrett.

De Beethoven me quedo con la 6ª  Sinfonía, me parece el perfecto ejemplo de música descriptiva. Esa descripción de la tormenta, el baile de los pastores…

Desde la altura que te da haber trabajado tantos años por y para la música, ¿cómo ves la cultura en nuestro país?

Siempre me ha encantado ese lema de La 2 que decía «Para grandes minorías», porque yo siempre he sentido que aquí estábamos tan a la orden del día como cualquier otro sitio, pero sólo unos cuantos. En el rock hemos avanzado muchísimo y creo que nos podemos sentir a la altura de nuestros ancestros anglosajones. Además, hay muchos festivales en España, y de muchos tipos, y la gente va a esos festivales, están llenos. Yo destacaría un festival que se hace aquí, que es el Microsonidos, para ver grupos de serie B que podrían ser de serie A.

Yo creo que culturalmente no estamos mal, pero la política cada vez intenta cargarse más la cultura, la música no está considerada como algo que pueda servir en la vida, y es un error.

¿Qué tienes ahora entre manos?

Ahora mismo tengo un proyecto entre manos que se llama Interestelar, que surgió antes de la película, que conste, que va por un lado psicodelia, y space, con temas progresivos, que avancen casi solos. Lo estamos haciendo Emilio Cortés y yo, con material suyo y mío, y seguramente saldrá un disco este año.

Como te he dicho, estoy un poco del alter ego Ross, y estoy en otras cosas. Estoy colaborando ahora mismo con Second. Ellos me han llamado para tener una visión desde fuera, al estar tantos años trabajando juntos, de su música. Yo creo que ellos han buscado en mí una motivación, un empuje, su pretensión es dar un paso adelante. Para mí es una ilusión y un reto este proyecto porque me parecen unos músicos acojonantes.

Y bueno, ya publicar el Rossland y tocar el 15 de mayo en Vistabella, que desde aquí lo anuncio en primicia, que nos hace bastante ilusión, por el barrio que se trata. 

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